Todos los días la misma historia. Todos los días la misma rutina. Me levanto a las 7:30, me visto, desayuno y voy al instituto. Siempre con prisas, siempre a la misma parada, con la misma gente y el mismo autobús. Las clases, como siempre aburridas, nada interesante que contar y nada nuevo sucede. Siempe el mismo lugar y a la misma hora, siempre soy yo la que te mira. Desde lejos, en silencio, esperando que un día nuestras miradas se crucen y me dediques una sonrisa. Pero no, siempre soy yo. La aburrida y que se agota a si misma. La que no hace nada y espera que las cosas cambien solas, cuando sé perféctamente que si no se busca no se encuentra. Y así, día tras día. Tan aburrido. tan monótono que no merece ni que se cuente o tan siquiera que alguien lo lea.